Como hemos visto, la gestión de proyectos es más difícil de lo que parece (hay que ir más allá de “la casa de mis sueños”). No solo hay que terminarlo, sino que tiene que estar a tiempo y ajustado al presupuesto, cumpliendo a su vez con las expectativas del cliente, siendo el balance y equilibrio perfecto entre planificación y dirección el ingrediente secreto que esconde todo proyecto de éxito.
El liderazgo es clave para el correcto funcionamiento y desarrollo de un proyecto, sea cual sea su ámbito, tema o área de actuación. Sin embargo, encontrar personas con dicha capacidad no es tarea fácil. Se requieren perfiles con altas dotes de comunicación, adaptabilidad, pensamiento crítico, resolución de conflictos, organización y empatía, entre otros.
«El liderazgo es clave para el correcto funcionamiento y desarrollo de un proyecto sea cual sea su ámbito, tema o area de actuación»
Al fin y al cabo, el jefe de proyecto es la cara visible. Será el que esté en constante comunicación con el cliente, informando sobre los progresos, fechas de entrega, feedback, convocando reuniones, resolviendo dudas y atajando cualquier problema que pueda surgir. En lo que corresponde al equipo, es fundamental que se encargue de planificar los tiempos de ejecución y entrega de los distintos perfiles a fin de estipular las fechas de entrega al cliente.
En cuanto a la planificación, es “mejor prevenir que curar”. Es muy importante que se contemplen los imprevistos, espera del feedback o vacaciones para tener y jugar con ese margen de error que podría provocar el retraso de la entrega.
«En cuanto a la planificación mejor prevenir que curar»
¿Por qué digo que es importante? ¿Cómo me adelanto? La respuesta es sencilla: el equipo de trabajo. Cualquier hito que no cumple con la fecha fijada generará problemas, no solo en la experiencia del cliente sino también en la organización del equipo interno.
Con independencia de que el jefe de proyecto se ocupe de planificar y estimar los tiempos, el equipo debe poder calcular sus plazos de trabajo y ser consciente de cuánto le puede llevar cada tarea, a la vez que saber priorizarlas, en caso de que surjan nuevas durante el proceso. Hay momentos en el desarrollo de un proyecto en los que la carga de trabajo es más elevada, provocando que no se ejecuten todas las tareas y en consecuencia lidiemos con el temido “retraso de proyecto”. Para evitarlo, en estos casos es esencial resaltar la figura del equipo.
Yo tengo un lema, que es el que transmito siempre a mi equipo: ¡levanta la mano y pregunta! No hay nada de malo en pedir ayuda, el equipo siempre está ahí para echar una, dos o cinco manos si hace falta.
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