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Diseñadores visuales, UX y programadores: how to stop the fight

14 mayo, 2015

Gestión de equipos UX

Se ha hablado mucho, se sigue hablando mucho y se hablará mucho de la relación entre los diferentes perfiles profesionales que pasan por el proceso de creación de un producto digital y cómo deben interrelacionarse. Normalmente se presenta la interacción entre perfiles en clave de enfrentamiento. ¿Os suena, verdad?

Yo soy desarrollador frontend, frontender, o como queráis llamarlo. Lo que yo hago es diseñar a través del código en lugar de hacerlo a través de Photoshop. Esto es para mí el frontend. La relación entre los diferentes perfiles siempre es un punto delicado, ya que repercute en la dinámica diaria del equipo y afecta directamente a la calidad del producto.

La semana pasada en Experience Fighters 2015, Ángel Barbero y los chicos de Refr3sh hablaron sobre esta problemática y la ya tradicional lucha: tú diseñas imposibles y yo me cargo tu diseño cuando programo.

Llevo en esto más de seis años. En todo este tiempo siempre me he encontrado con el mismo problema: no me dejaban aportar valor al proyecto. Mi parte del trabajo se hacía al final, cuando el proyecto estaba cerrado por parte de las demás áreas. Olvídate de aportar soluciones que mejorarían el proyecto porque no encajan 100% con el diseño. Atrévete tú a decirle a un diseñador visual o de interacción (que está a tope con el siguiente proyecto) que revise su diseño porque se puede crear una interacción increíble y eficiente que no es la que él ha definido.

Creo que en Redbility hemos conseguido mejorar la metodología para que todos los perfiles aporten a los proyectos, no sin muchas reuniones, charlas, pruebas y adaptaciones por parte de todo el equipo. Quiero compartir con vosotros cómo hemos solucionado tres problemas que suelen afectar al desarrollo de proyectos.

1. Trabajo excesivamente particionado

Tendemos a particionar el trabajo en fases más o menos necesarias, y esa misma partición crea una brecha entre los diferentes departamentos que, poco a poco, se va haciendo más y más grande, y acaba por convertirse en 3 áreas completamente independientes que trabajan duro para hacer lo mejor posible su trabajo, pero se pierde la perspectiva del producto final.

Da igual lo bien que hayamos hecho el prototipado de un sitio web si no se acompaña de un diseño visual que refuerce la estrategia o si no conseguimos una correcta experiencia de carga al navegar por ella. Es por esto que todas las fases del desarrollo deben unificarse al final del proceso y encajar perfectamente entre ellas para conseguir un resultado óptimo. Pero encajar esas piezas no siempre es fácil, sobre todo cuando la fase anterior se ha dado por cerrada.

Para nosotros la solución ha residido en el trabajo en equipo de forma simultánea, dejando abierta una puerta en todas las áreas para adaptarse a las necesidades del resto, abriendo un diálogo entre ellas y dónde todo el equipo intenta aportar su granito de arena durante todo el proceso. De esta manera todas las áreas mantienen su implicación en el proyecto hasta el final y son completamente conscientes del trabajo que realizan los demás, aumentando la empatía entre las diferentes áreas y mejorando la confianza entre ellas.

2. Exceso de «nosepuedismo»

Esto cae más sobre el departamento de programación, aunque se puede dar en cualquier fase del desarrollo. Muchas veces tendemos a confundir el “no se puede” con “es muy costoso” o “no se como hacerlo”. Ni os pregunto a los diseñadores si os suena.

Cuando utilizamos este término rompemos inmediatamente el diálogo y cerramos la puerta para mejorar una idea que de base puede ser buena y llegar a ser viable. Frenamos la innovación y la optimización.

Por este motivo en Redbility hemos decidido no utilizar ese término y ser completamente transparentes con el resto del equipo, para que entre todos, podamos llegar a una solución mejor o descartarla definitivamente. A fuerza de trabajar juntos tenemos una gran dosis de confianza mutua que es indispensable.

3. Perfiles demasiado especializados

Lo más importante para cualquier equipo es la selección de las personas que lo componen. En la mayoría de casos es mejor buscar personas que jueguen bien en equipo a que sean muy buenos en solitario.
Para nosotros elegir personas multidisciplinares que entienden el resto de áreas ha sido fundamental, ya que son capaces de aportar un extra en el desarrollo del resto de fases, y sobretodo entender el esfuerzo y la dificultad que supone el trabajo de sus compañeros. No pretendemos que sean expertos en todo, pero cuando en la trayectoria de una persona detectas que ha hecho sus incursiones en otras áreas, sabes que su grado de empatía con el resto del equipo va a ser alto.

En conclusión, la relación, o mejor dicho, la buena relación de todo el equipo reside en entender que el resultado del proyecto es responsabilidad de todos, y que nuestro trabajo no acaba hasta que el proyecto esté 100% terminado. No hay que tener miedo a opinar sobre el trabajo del que está al lado, sino convertirlo en algo natural para que todos puedan aprender y mejorar gracias a los demás.

El éxito de un proyecto es directamente proporcional a la cantidad de ego que dejamos aparte cuando trabajamos en un equipo multidisciplinar.

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