El tuning y la Bauhaus

Cada vez veo más coches «tuneados» por la calle dejándose los spoilers en los bordillos de las aceras.  Es algo que me resulta divertido y patético al mismo tiempo.  Hay gente que piensa que su Opel Corsa de 100 caballos se convierte en un superdeportivo con un poco de chapa y pintura.  Algo parecido ocurre en internet.  Casi todos los días encuentro sitios web con un diseño acertado, y a veces hasta sobresaliente.  Sin embargo muy pocas de estas páginas se convierten finalmente en un negocio exitoso.  Simplemente no funcionan.  Les falta un buen motor.

Por otra parte también nos encontramos con el caso contrario. Hace unos días comentábamos en Redbility la sorpresa que ha supuesto el último gran éxito español del cibermundo (no diré nombres).  Miles de registros en tiempo record, y opiniones positivas de los usuarios por toda la red.  Y un diseño abominable.  ¿Cuál es el secreto?  Un modelo de negocio novedoso que ofrece un producto atractivo y solicitado por los usuarios, y una mecánica de interacción natural, rápida y agradable.  El motor funciona.

Si el resultado final no depende del diseño tanto como pensamos, entonces ¿por qué existe Redbility?

Decía mi primer y más querido profesor de diseño (Apolinar Ruiz, vaya años que me diste…) que, dado que la forma sigue a la función -dame una B, dame una A… Bauhaus!!- ¿por qué no empezar por diseñar la función?  Y eso es justo lo que hacemos aquí.  Empezamos por abajo, remodelando o diseñando completamente el modelo de negocio, analizando y experimentando las posibilidades de interacción con el usuario, y haciendo uso de las más punteras tecnologías del mundo web.  Y luego vestimos todo eso de Alta Costura.  Para nosotros «diseñar» es algo que empieza fundiendo el metal, y termina puliendo la superficie.

No hacemos carrocerías de fibra para niñatos, fabricamos superdeportivos.