Según todos los indicadores del sector, el consumo de internet a través de dispositivos móviles se ha disparado en 2012. Esto no es nuevo, llevamos hablando de ello desde hace meses o años. Pero esta sensación compartida se complementa ahora con datos reales que nos permiten cuantificarla en su justa medida. Y la medida resulta abrumadora a la luz de los datos:
- Según el informe recientemente publicado La Sociedad de la Información en España 2012 de la Fundación Telefónica y Ariel, el consumo online a través del móvil ha crecido un 210% desde el año pasado.
- Según IDC, en los próximos cuatro años descenderá en 15 millones la población que accede a Internet desde un ordenador, mientras que se incrementará en 91 millones la que accede desde equipos móviles.
- Según Gartner, en 2013 se venderán un 46% más de tabletas en el mundo que en 2012.
- Según Think Insights de Google, “by 2013 more people will access the web through a mobile device than through a computer”
Obviamente el sector de todo aquello relacionado con la conectividad de los dispositivos móviles, el acceso a internet, la banda ancha móvil, los pagos a través de móviles… está en clarísima expansión. Es un nuevo lugar en el que desarrollar productos de todo tipo. Y a este punto quería yo llegar: el quién y cómo está desarrollando estos productos.
Tuve la oportunidad de asistir a la explosión de Internet en España desde una posición privilegiada, ya que comencé en esto en Terra en el año 2000. Y entonces el mercado de internet estaba en pañales y la falta de experiencia generalizada en el sector se compensaba con el entusiasmo no menos generalizado por tomar parte en el nacimiento de algo que intuíamos iba a ser el comienzo de una nueva era. Pero también generaba disfuncionalidades que daban lugar a grandes errores. El paso del tiempo y la creciente especialización y profesionalización de un sector cada vez más importante a nivel económico y social, han hecho que la calidad de los productos online sea infinitamente mayor que entonces: más usables, muchísimo más optimizados, más útiles…
Este proceso se ha ido construyendo de esta manera en parte porque el foco de desarrollo ha ido cambiando desde los inicios hasta ahora. Entonces imperaba el foco tecnológico: los productos se desarrollaban partiendo de un punto de vista técnico: las cosas se hacían porque se podían hacer y los criterios predominantes eran principalmente tecnológicos. La preocupación porque los productos fueran real y fácilmente empleados por aquellos que los iban a usar llegó después. Poco a poco nos dimos cuenta de que el foco de desarrollo debía estar centrado en las necesidades de los usuarios, al menos en la definición funcional y de interfaz de los productos online. Entonces llegaron los test de usabilidad para comprobar que los usuarios reales sabían usar las aplicaciones y las investigaciones para averiguar cuáles eran las necesidades reales de los usuarios. Actualmente es raro testar aplicaciones que hayan desarrollado sus interfaces alrededor de requerimientos que no provengan de los usuarios reales.
Hoy en día el despegue del desarrollo de aplicaciones para móviles y tabletas así como mobile web, responsive web design … está reproduciendo patrones de lo que ocurrió en el arranque del “internet de sobremesa”, una gran parte de los desarrollos que se realizan están hechos siguiendo los dictados de aquellos que saben hacerlas: los programadores de APP. Y como entonces están dejando fuera en gran medida los principios básicos del Diseño Centrado en el Usuario. Es necesario que también en esta faceta de desarrollo, los requerimientos reales de los usuarios reales marquen la pauta de lo que se desarrolla y cómo se desarrolla.
Sin embargo hay algo que los usuarios tienen a su favor en esta ocasión y que les puede librar en cierta medida de padecer las incomodidades y dificultades de interacción que tuvimos todos que sufrir en ocasiones en los años alrededor del 2000: y es que las empresas han profesionalizado mucho sus equipos de desarrollo en temas online, por lo que ellos pueden dirigir y controlar adecuadamente la lógica de desarrollo que encargan a sus proveedores de APPS. La duda es si dicha profesionalización se habrá extendido lo suficiente. Afortunadamente ahora contamos con herramientas que permiten medir adecuadamente la usabilidad de las aplicaciones móviles desde el primer momento o valorar la experiencia emocional que la interacción con un producto móvil genera en un usuario. Tendremos ocasión de comprobar en qué medida se está teniendo en cuenta la experiencia de usuario en el desarrollo de APPS, y sobre todo, podremos mejorarla y alcanzar los niveles de satisfacción que se han conseguido en el desarrollo web.
En fin, habrá que estar al tanto de lo que ocurre.. Suerte y al móvil!!
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